09/11/2022
Fuente: El Pais
El pasado 29 de octubre, Sergio Vázquez (su nombre ha sido modificado para proteger su identidad), un abogado de 33 años, recorrió más de 700 kilómetros desde Monterrey para acudir a un concierto en Ciudad de México. Había comprado su entrada con más de tres meses de antelación. No era un evento cualquiera, era uno que se alineaba con su ideología neofascista. El imperio contraataca, un concierto clandestino en el que se presentaron cinco bandas — dos españolas y tres mexicanas — reunió a más de 300 ultras en una noche salvaje donde se corearon consignas de odio y se hizo apología del nazismo. Esta no es la primera ocasión en la que colectivos de extrema derecha organizan una cita así en el país, sin embargo, es probablemente la que ha congregado un mayor número de asistentes.
Ya entrada la noche, tres hombres vestidos de rojo esperaban a las puertas del pequeño portal azul del Salón Pentatlón, en la colonia Santa María la Ribera. Era el indicador del sitio designado para la celebración de El imperio contraataca. Para evitar contratiempos, la ubicación se mantuvo en secreto hasta un día antes del evento. Todos los asistentes tuvieron que atravesar un riguroso filtro de seguridad para poder ingresar al recinto; su identidad era verificada con un código QR, una identificación oficial y una larga lista con más de tres centenares de nombres. Dentro de la sala, cientos de hombres (la mayoría con la cabeza rapada) y menos de una veintena de mujeres esperaban en los alrededor de 90 metros cuadrados del Pentatlón.
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